El Barcelona de “Don Gonza”

Un solo ídolo

Deseo hablarles de un equipo que se gestó en las calurosas entrañas de la ciudad de Guayaquil, un equipo que sabe a tradición y costumbre, un equipo que vive gracias al bondadoso corazón de un pueblo que no desea borrarlo de su mente. Les hablaré del Barcelona que tanto recordamos y para eso debo remontarme a mis primeros años de vida…

Hijo de padres médicos y de abuelos sastres pasé gran parte de mi infancia sentado sobre el mostrador de la sastrería de mi abuelo paterno. Héctor González, mi abuelo, era alto, de ojos claros y de una memoria privilegiada, siempre tenia en la punta de la lengua alguna que otra anécdota de su juventud, siempre explotaba en risas cuando recordaba sus visitas al estadio Modelo de Guayaquil donde jugaba el ya extinto Club Deportivo Everest, esto le llenaba de alegría pues me contaba que por culpa de sus exageradas celebraciones tuvo más de algún inconveniente. “Don Gonza” le llamaban los vecinos, yo le llamaba papá… siempre tenía por costumbre prender una vieja pero infalible radiola para escuchar los partidos de su Barcelona querido, crecí en medio de vítores y arengas al club que vestía de amarillo y negro.

El me contagió ese amor por Barcelona y desde entonces se volvió en mi pasión, recuerdo que a la edad de 11 años tenía tapizada la pared de mi cuarto con los posters que salían en la revista Estadio. Así pues cada vez que observaba a la pared sentía que Rubén Darío Insua me sonreía con cierto aire de complicidad y que Carlitos Muñoz celebraba conmigo la serie de cinco cascaritas que podía hacer con el balón, debo confesar con vergüenza que nunca pode hacer más de cinco, tremenda frustración que siempre llevaré conmigo.

Estaría mintiendo si les digo la fecha exacta de mi primera visita al estadio Monumental, lo que si tengo presente cada vez que cierro los ojos y evoco a los dioses del recuerdo, es la primera impresión que me llevé al observar el verde tapiz que cubría la cancha, una ventana de luz se abrió de entre las sombras y el contraste de amarillo y rojo me quemaron las retinas y el alma. Presencié con la boca abierta la magnitud de la obra y me sentí como una diminuta hormiga invadiendo el gigantesco recinto de un coloso. De seguro aquí habitan los reyes del balón me dije maravillado mientras agitaba una pequeña bandera plástica que me obsequiaron al entrar al estadio. Todo eran tan nuevo para mi, los comentarios de los hinchas, el ir y venir de los vendedores que con ingeniosos discursos lograban vender su mercancía, el ambiente festivo era abrumador, el pueblo estaba de fiesta pues jugaba su ídolo, jugaba mi ídolo!!!

Recuerdo que Barcelona tenía un disputado encuentro con el sorpresivo Green Cross y digo sorpresivo porque este anotó el primer gol, hecho que no hizo mella en nuestro semblante puesto que jugaba Insua y sabíamos que en cualquier momento este anotaría de tiro libre cosa que hizo, en ese preciso momento sentí en carne propia la alegría de mi abuelo quien ya enfermo no pudo asistir con nosotros al estadio, Don Gonza de seguro estaba pegado a su radiola celebrando a la distancia conmigo, los dos cómplices unidos mentalmente en un solo grito. Barcelona empató ese partido pero me retiré con la satisfacción de haber visto a mis ídolos jugar. Aquella noche no dormí pensando en el tiro libre del poeta del gol…

Recuerdo que Don Gonza, sabía que decirme cuando Barcelona perdía, “tranquilo mijo así es el fútbol”… palabras que de por cierto no lograban tranquilizarme, recuerdo haber llorado amargamente cuando El Nacional le ganó el título en el propio estadio Monumental, no habían palabras que consolaran el dolor de mi corazón… así lo sentía a Barcelona, así lo lloré, así lo celebré y así lo idolatré.

Soy hincha de un Barcelona campeón y altivo, con jugadores de casta y entrega. Soy hincha del Barcelona de Montanero, Alcívar, Insua, Gavica, Muñoz y Morales. Soy hincha de un Barcelona de seguidores leales y respetuosos. Soy hinca de un Barcelona de dirigente responsables y representativos. Y por sobre todo soy hincha del Barcelona de Don Gonza.

Don Gonza nos abandonó en el año 1997 justamente cuando Barcelona se consagró por última vez campeón del Ecuador, mi abuelito se llevó consigo el último grito de -¡Barcelona Campeón!-, se llevó en el corazón la alegría de una afición orgullosa y en sus ojos claros el recuerdo de su amado equipo.