La muerte entra por los ojos

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Era de color verde militar y por todos lados tenia huecos, mi hermana siempre lo cocía, ese fue mi toldo. Perteneció a mi tío, él formo parte del ejército. La familia lo recuerda como una gran persona y digo que lo recuerda, porque cierto día después de terminar el acuartelamiento encontró trabajo cerca de la casa, al que asistía en su bicicleta. En el transcurso del recorrido que hacia un carro lo atropello, al que todos le dicen fantasma.

Eso fue lo que dijeron los testigos. Estuvo pocos días de agonía, pero su suerte ya estaba en la mesa.

-Digo suerte porque siento que lo asesinaron en el hospital, que mas podía ser, si mis abuelos no tenían más que polvo en sus bolsillos.

Demonios pero para la caja y para el entierro si hubo dinero, tanto que el jefe de mi tío pago la dura y fea caja.

La primera vez no fui al cementerio a visitar al finado, ya todos le dicen así, ya no lo llaman por su nombre “VICENTE”.

Después de muchos años fui a visitarlo. Tuve mis razones. Ahí estaba la tumba de él en la tierra, una gran tumba, la mire y comencé a recordar en los día en que él y yo jugábamos, el día que me enseño a manejar la bicicleta.

-¿! Te imaginas ¡?, no había dinero para la vida en el hospital pero si había para la muerte en el cementerio. Comprendí que era el destino y por algún motivo sucedían las cosas.
El día que asistí al cementerio fue con mis abuelos, cuando estábamos velando al finado divisé entre las cruses de la tierra a un grupo de personas vestidas de negro caminando, era un muertito, como decían las personas que ahí estaban.

Me acerque y vi a una chica muy linda llorando desesperada, era la hija del muertito, se desmayo dos veces al menos. Todos llagaba a despedirse de aquel hombres, unos lloraban, otros tranquilos y otros seguían abriendo paso en la tierra para poder viajar hacia otro mundo, el mundo de él y solo de él. Se profundizo en mi pecho un dolor agudo, parecía que alguien me daba puntadas en el pecho, puntadas como las que deja una máquina de coser, una tras otra, tras otra, tras otra. El frio helado que recorrió todo mi cuerpo era testigo de aquel pánico que sentía.

-Sentí que estaba asistiendo al entierro de mi tío al que nunca fui.
Al poner la caja en la base de la tierra, tierra dura sobre la caja, cada pedazo se escucha como un trueno en donde estaba parado. Yo era el único que estaba sin moverse, mientras que todos se movían a mí alrededor.

-Por un momento imagine que estaba como mi tío dentro de la caja y escuche esos mismos truenos cuando fue enterrado y yo no estuve ahí para acompañarlo.

La muerte entra por los ojos, tal vez esta sea la razón por la que siempre lloramos por los que se van de este mundo o ¿será que nosotros nos quedamos en este mundo? Yo creo que es la segunda. Decidí irme a casa, mientras lo hacía vi las incontables lapidas que me rodeaban. Es como la noche fría es como si la luna llena estuviese en medio de un bosque donde ya no quedan arboles por cortar.

Una historia diferente se escondía debajo de esas placas de cemento, una vida había desaparecido de este mundo, una vela más había que encender. Cada paso cada instante de nuestras vidas, cada dolor que se inyecta en nuestra alma por la partido del que un día fue uno más de nosotros.

Lástima que solo nos acordemos de los muertos hasta cierto tiempo, lástima que solo vayamos a visitarlos en fechas especiales “El día de los difuntos”.

-Entendería que la muerte es de unos pocos, pero también entendería que el dolor es de muchos, porque el silencio se apodero de las grietas causadas en el corazón, cuando se fue aquella persona sin destino terrenal. Aquello es tan mortal como si las estrellas dejaran de brillar y el sol dejara de alumbrar en nuestras vidas.

Perdón por la tristeza.

3 comentarios:

  1. Patricia E. dijo...:

    hermoso.... y el fondo musical, te lleva a travez de tu relato a lo que sienten tus palabras. La tristeza de perder un ser querido nunca cesara en tu corazon ni en tu mente, asi pase miles de años eso siempre estara latente en tu vida... Hermoso sin palabras.... muy bonito

  1. Pancho Tama dijo...:

    Gracias por tus palabras Patricia, de parte de mi querido amigo te agradezco infinitamente tus palabras, es algo tan grato saber que los escritos de mis compañeros gustan y que son leídos, lo que más tenemos es talento en la facultad. Estoy optimista ya que espero un escrito de Andreita, y bueno los míos seguirán siendo publicados tal vez con otra temática porque yo realmente he terminado con el amor. Así de simple.

  1. Miguel Monar dijo...:

    Gracias Patricia y que bien que te haya gustado lo que escribí, la verdad es que escribir es algo que hago con frecuencia. El tema de la muerte para mi es algo muy duro pero a la vez te enseña a valorar el mundo que tienes a tu alrededor. Espero que las demás personas que lean lo que escribí piensen lo mismo que usted, gracias.

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