Un halo de misterio abraza al ajenjo aún en nuestros días. En 1890, su momento de auge, el hada verde, bebida sensual y demoníaca, desencadenó olas de borrachera en Europa. Fue la musa inspiradora de los poetas malditos y de artistas atormentados en general. Se le atribuyeron poderes alucinógenos y hasta asesinatos.
El ajenjo “Absinth” o “Artemisia Absinthium” en latín, es una planta procedente de La República Checa particularmente de los Carpatos, una cordillera que recorre Europa del Este, y es la clave para la preparación del Absinth (Palirna U Zeleneho Stromu) o Hada Verde, afamado entre los genios impresionistas y los escritores románticos, por saber que los antiguos griegos consagraban dicha planta a Artemisa diosa de la fecundidad por sus propiedades afrodisíacas.
El efecto sobre el individuo es subjetivo, pero en general se puede describir como una exacerbada claridad de la mente y agudización de los sentidos, acompañado de una notable sensación de bienestar y euforia que hace que el corazón rebose de alegría y la imaginación se excite hasta el límite de la locura. No podía terminar de otra manera: a partir de 1910, una ola de prohibición ahogó los vapores verdes del mentado licor. Pero en rigor, el ajenjo es una planta aromática, artemisia absinthium se llama, a la que le descubrieron primero facultades medicinales y luego, concatenación mágica de la historia, terminó convirtiéndose en la bebida más espirituosa entre todas. De su nombre científico el licor heredó su identidad en francés, absinthe, luego legada al inglés.
Desde la antigüedad, el ajenjo se ha utilizado con fines medicinales. Los egipcios lo usaban por sus virtudes tónicas, diuréticas y antisépticas y era consumido simbólicamente por los vencedores de los antiguos juegos Olímpicos.
En la Edad Media en 1518 se creo en la casa (Palirna U Zeleneho Stromu) ubicada en la localidad de Prostejov anteriormente perteneciente al Imperio Austro-Húngaro ahora República Checa, el “licor de ajenjo” o Absinth hecho con varias plantas entre otras menta, anís e hisopo y era consumido tambien para aliviar anginas, inflamaciones de párpado y dolores de muela.
Los rumores de una posible prohibición no hicieron más que aumentar el consumo y la atracción a la bebida. Hoy aun se afirma que el Absinth tenía propiedades alucinógenas. Otros responden que esto no era así, pero que bajo su efecto relajante los sueños se volvían surrealistas.
“Después del primer vaso, uno ve las cosas cómo le gustaría que fuesen. Después del segundo, uno ve cosas que no existen. Finalmente uno acaba viendo las cosas tal como son, y eso es lo mas maravilloso y terrible que puede ocurrir” dijo Oscar Wilde sobre su experiencia. Se le atribuyen al licor muchas historias famosas.
Por ejemplo, se dijo que la oreja que Van Gogh se cortó fue producto de su excesiva ingesta de licor de ajenjo. Hay otras, como la que cuenta que a causa de dos medidas de ajenjo, en 1905 un campesino suizo disparó y mató a su mujer embarazada y a sus hijos de 4 y 2 años y luego intentó suicidarse con la mala suerte de fallar. A partir de semejantes historias, se gestó la ola de prohibición.
Un libro que se llama "Ajenjo, mito e historia", de Phil Baker, trata sobre uno de los datos fundamentales acerca del ajenjo y este es su altísima graduación alcohólica, a la que debe ser atribuido el concentrado poder de una medida y no a otra cosa.
Claro que el licor de ajenjo tiene, y lo trae desde la planta, una sustancia alucinógena llamada thujone. Lo cierto es que, apunta el autor, la prohibición previno que esta bebida del demonio se popularizara y derramara su influencia de los salones burgueses a la clase trabajadora.
La excéntrica conducta de los “Artistas Absintheurs” facilito a la industria vinícola a empujar la prohibición. El Absinth fue oficialmente prohibido en Francia y Suiza y la medida fue imitada en otros países, como Italia, los Estados Unidos, Holanda y Bélgica.
El Absinth no hizo otra cosa más que retroceder sus fronteras nuevamente al territorio de lo que hoy se conoce como República Checa y mantuvo ahí su producción y suministro para abastecer la demanda local.
Posteriormente el territorio se vio envuelto en una serie de problemas sociales y guerras que culminaron al final de la Segunda Guerra Mundial, con la caída de este territorio tras la Cortina de Hierro del régimen soviético socialista, la industria del Absinth fue absorbida por la burocracia dentro del gobierno y así fue como la defensa y la promoción de esta mágica bebida se vio extraviada en la historia por un periodo de mas de 80 años mismos en los que duro la prohibición.
Hay que apuntar que lo que hoy se vende como ajenjo no es la misma fórmula del siglo XIX. Entre otras diferencias, se venden en varias graduaciones alcohólicas, el original tenía un 70 por ciento. La versión que se arrima más a la original es la francesa La Fee Abstinthe, y se puede comprar una botella on line, cuesta alrededor de 30 euros.
Algunos estarán pensando en comprar una botella de estas, pero apuntemos: si hacer crecer en el fondo de la casa una plantita de ajenjo no es tan complicado, sí lo es el acceso a la receta y sus proporciones exactas. En la web se reproducen fragmentos de una búsqueda que rinde cuentas del mito.
También se puede encontrar información, aunque en inglés, en el Museo Virtual del Ajenjo y bellísimas imágenes, reproducciones de viejos afiches e ilustraciones de la Belle Epoque, publicidades y fotografías de objetos como botellas, copas y cucharas. Un tesoro para nostálgicos.
El ajenjo tiene algo de alquimia. El licor puro es de ese característico color verde y debe servirse en una copa de base ancha, pero no se toma sólo, se le agrega agua fría. El efecto de esta mezcla es un sorprendente blanco lechoso.
Hay quienes lo prefieren con azúcar. En ese caso habrá que utilizar una pequeña y original herramienta: algo así como una cucharita con orificios. Sobre ella se coloca un terrón de azúcar y recién entonces se vierte con lentitud el agua sobre el terrón, que se irá disolviendo y caerá sobre el ajenjo, a través de los agujeritos de la cuchara. Luego se revuelve y está listo para tomar. Las proporciones pueden variar, una de ajenjo y tres de agua, tal vez cuatro o incluso seis.
-Recuerda dar clic en las imágenes para ver los vídeos-
Fuente y agradecimientos: http://quenosllevamos.blogspot.com/2009/07/en-busca-del-hada-verde.html
Muchas felicidades, excelente reportaje y que gusto me da encontrar iniciativas como éstas en internet, yo también estudio en la UCSG, en la facultad de Economía.
Un abrazo.