Frank Hurley, "Atrapados en el hielo"





"Se buscan hombres para viaje peligroso. Sueldo bajo. Frío extremo. Largos meses de completa oscuridad. Peligro constante. No se asegura retorno con vida. Honor y reconocimiento en caso de éxito."

Con este anuncio empezó una de las mayores hazañas en la historia del ser humano 28 hombres a la deriva, en el hielo antártico durante casi dos años, mientras el resto del mundo se mataba en la I Guerra Mundial.

Realmente no existe una foto famosa de este fotógrafo australiano que destaque por encima de las demás y nos muestre la épica de la expedición, sino que se trata de todo un reportaje tanto en cine como en fotografías de una excepcional aventura. La grandeza de la aventura queda recogida en la siguiente cita del mejor cronista de los viajes al polo: “Para la dirección científica dadme a Scott, para un viaje rápido y eficaz, dadme a Amundsen. Pero cuando estéis en una situación desesperada, cuando parezca que no existe una salida, arrodillaos y rezad para que venga Shackleton".

Hoy en día si nos sueltan durante 22 meses en la Antártida con nuestras flamantes cámaras digitales, GPS y todo tipo de equipación contra el frío y el aislamiento tendríamos imágenes muy buenas, quizá como las del National Geographic, pero ninguna podría compararse a las de Hurley, para que os hagáis idea tenía que fundir hielo para conseguir agua y revelar las fotografías, aun así a veces el agua se le congelaba ya que su cuarto oscuro se encontraba a diecisiete grados bajo cero. La diferencia fundamental estriba en la aventura vivida, la magnitud del viaje y la grandeza de las fotos se las debemos a todos esos hombres, de los que regresaron todos con vida gracias al director de la expedición Sir Ernest Shackleton, quedaron atrapados por el hielo en el mar de Wedel, a solo 160 kilómetros de su destino, tuvieron que sobrevivir comiendo focas y pingüinos y cuando el hielo se tragó al Endurance tuvieron que continuar la travesía a pie.

En un principio la expedición estaba concebida para atravesar la Antártida, ya que las otras conquistas polares ya habían sido realizadas, y esta era la última oportunidad de darle el honor y la gloria al imperio británico, pero la historia de un fracaso se convirtió en una lección de voluntad y coraje del ser humano.

En cuanto al equipo fotográfico estaba formado por cámaras réflex y una cámara cuadrada de placas con fuelle y trípode. Para las travesías en trineo llevaba varias Kodaks, una V.P.K. de bolsillo, una numero 3 y tres F.P.K., además de contar con un amplio surtido de rollos de Kodak N.C. Para las cámaras de placas disponía de un gran surtido de placas Austral Estándar, así como de placas de diapositivas Austral, a fin de poderlas revelar in situ. La mayoría de las cámaras tienen lentes Cooke de varios enfoques y aperturas, incluyendo la conocida lente Portrait de 12 pulgadas f/3.5. Para ciertos trabajos especiales, una Ross f/5.4 Telecentric de 17”.

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