Raza extinta

Pero con el pasar del tiempo nos vamos con el, al igual que el viento cuando sale a las calles y se va sin dejar rastro alguno, porque ya no tiene nada que llevarse.

Cuando vi por primera vez aquella luz de la vida donde todo parecía verdad, donde todo se vestía con la gran sinceridad que nos atrae a las personas que creemos en el encanto perdido a través del tiempo, el mismo tiempo extinto que se llevo con el, aquellas flores que nos dieron la vida. Pero con el pasar del tiempo nos vamos con el, al igual que el viento cuando sale a las calles y se va sin dejar rastro alguno, porque ya no tiene nada que llevarse. No se si aquel hombre extinto que se consumió con aquel tiempo vacío, y se fue por eso, por que el ya estaba vacío. Ya no tenia nada que hacer, donde todo se volvió parte de una realidad perdida, Simplemente se marcho y no dijo nada. ¿Y aquella mujer que se fue?, nunca se fue. Siempre estuvo aquí con nosotros, dulce como la miel, tierna como el bebe que nace del vientre de una madre. Los hombres que dicen la verdad pero con la mentira en la boca, transformaron a aquellas mujeres que solo dieron lo mejor de si. Y con el tiempo ellas aprendieron de nosotros. Podemos hablar sin palabras, podemos mirar sin abrir los ojos, podemos inventar lo que aun no esta inventado, Solo por ellas.

Y recuerdo las palabras de un león trasquilado por su silencio, marcado en el olvido, con su amargo secreto: “El hombre galante ya no existe porque la mujer que se deja enamorar gentilmente es una raza extinta”. Palabras que encierran una gran verdad, los soñadores están desapareciendo, ya pocos quedamos en pie y de vez en cuando arrancamos una rosa roja y la depositamos dulcemente sobre la piedra fría que les sirve de lapida, damos la media vuelta y seguimos nuestro camino con la amarga resignación que ese será nuestro mismo destino. Y si desaparecemos de seguro nadie nos recordara.