La divas del cine

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Audrey Hepburn

Edda Kathleen Van Heemstra Hepburn-Ruston, más conocida como Audrey Hepburn, nació el 4 de mayo de 1929 en Bruselas, descendiente de una familia de la aristocracia holandesa. Hasta los 10 años vivió en Holanda y en 1939 se traslada con su familia a Londres, donde comenzó a estudiar danza y arte dramático en la Marie Rambert School.

Después de interpretar pequeños papeles en películas y obras de teatro sin mayor importacia, William Wyler le brindó su gran oportunidad al ofrecerle protagonizar la película Vacaciones en Roma (1952) por la que obtiene el Oscar a la mejor actriz.


Y a partir de aquí, el éxito: en 1953 interpreta La princesa que quería vivir, dirigida también por William Wyler, para continuar con Sabrina (1954), Una cara con ángel (1956), Ariane (1957), Historia de una monja (1959), Desayuno con diamantes (1961), Charada (1963), My Fair Lady (1964) o Sola en la oscuridad (1967).

Tras otras muchas intervenciones en otras películas de gran éxito, se va alejando poco a poco del mundo del cine dedicándose principalmente a labores de ayuda humanitaria. En 1988 fue nombrada embajadora de UNICEF y su solidaridad con los niños pobres marcó los últimos años de su vida. Diagnosticada de cáncer de colon, fallece el 20 de enero de 1993.


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Grace Kelly

Grace Kelly nació en Filadelfia el año 1929 en el seno de una familia de origen irlandés de holgada posición económica. En 1947 ingresó en la Academia Americana de Arte Dramático y dos años después debutó en Broadway. En 1951 rodó Catorce horas, su primera película y participó durante los cinco años siguientes en una docena de filmes, entre los que cabe mencionar Mogambo (1) (1953) y La angustia de vivir (1953), por la que fue galardonada con un Oscar.

"Niña mimada" de Alfred Hitchcock, intervino en La ventana indiscreta (1954) y Atrapa a un ladrón (1955). Este mismo año conoció al príncipe Rainiero de Mónaco, con quien contrajo matrimonio poco después (2), tras lo cual abandonó su carrera cinematográfica. En 1982 sufrió un accidente de circulación en una carretera del Principado que acabó con su vida.


(1) Destacar que en esta película, "gracias" a la férrea censura impuesta durante el mandato del General Franco, un simple adulterio se convirtió en... ¡un incesto!

(2) Dicen las malas lenguas que Rainiero intentó por todos los medios que las películas interpretadas por la que iba a ser su mujer fueran retiradas del mercado, ya que algunas escenas llegaban a ser "elevadas de tono" para la época.


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Ingrid Bergman

Ingrid Bergman nació en Estocolmo el año 1915 y su primera aparación en las pantallas se fecha en el año 1932, cuando participó, sin acreditar, en la película, Landskamp, hoy perdida. En 1933, ingresa en el Swedish Royal Theatre, y comienza a tomar cierta notoriedad con el rodaje de El conde del Puente del Monje (1935), de Edvin Adolphson y Sigurd Wallen, que, aunque rodada en el 1934, no se estrenó hasta un año más tarde. Después de ésta, Intermezzo (1936), de Gustav Molander, un melodrama romántico por el que le comienzan a llover múltiples ofertas desde Hollywood, siendo contratada por el productor David O. Selznick.

En mayo de 1939 desembarca en los Estados Unidos para realizar la segunda versión de Intermezzo. Sirva como anécdota que Ingrid, que ya era considerada una estrella en Suecia, exigió que ni se cambiara su nombre ni su imagen, algo a lo que estaban abocadas las actrices europeas que llegaban a Hollywood.

El mismo año regresa a Suecia, donde realizó un par de filmes de poca trascendencia y, de vuelta a Hollywood, comenzó a forjarse su prestigio. Harta de personajes buenos, insistió en interpretar a la prostituta Ivy Patterson, en vez del papel que le habían asignado, en El extraño caso del Dr. Jekyll (1941), de Victor Fleming; una mujer coqueta y fácil y, después, martirizada y aterrorizada por el magnífico Mr. Hyde de Spencer Tracy.


En 1942 protagonizó junto con Humphrey Bogart la mítica Casablanca, de Michael Curtiz, quien obsequió a Ingrid con los primeros planos más bellos de la historia del cine. Tras conseguir su primera nominación al Oscar por la adaptación de la novela de Hemingway Por quién doblan las campanas (1943), interpreta en 1944 la tenebrosa Luz de gas, de George Cukor, consiguiendo la preciada estatuilla por su memorable recreación de una dulce esposa que casi se vuelve loca por obra de su ambicioso marido, que trata de convertirla en una paranoica irrecuperable haciéndole creer que sufre delirios.

El mismo año en que intervino en la popular Las campanas de Santa María (1945), de Leo McCarey, secuela de Siguiendo mi camino, se convirtió en una de las famosas rubias de Alfred Hitchcock, con el que realizó tres filmes: Recuerda (1945), Encadenados (1946), la más perfecta unión de romance y espionaje del maestro inglés, con una interpretación memorable tanto de Ingrid como de su compañero de reparto, el inigualable Cary Grant, y Atormentada (1949).

Rodó, en 1948, Juana de Arco, de Victor Fleming y, en 1950, Stromboli, dirigida por Roberto Rossellini. Le sigue, en 1954, la denostada Juana de Arco en la hoguera. En 1956 filmó en Inglaterra Anastasia, de Anatole Litvak y en 1957 consigue su segundo Oscar. En 1958 es emparejada nuevamente con Cary Grant en una divertida y sofisticada comedia, Indiscreta (1958), de Stanley Donen.

En 1974, consigue su tercera estatuilla, esta vez como actriz secundaria, por su interpretación de la vieja misionera Greta Ohlsson, en la adaptación de la obra de Agatha Christie Asesinato en el Orient Express, de Sidney Lumet.

A finales de los setenta se le diagnosticó un cáncer contra el que luchó trabajando. Apareció con la cara demacrada en Sonata de Otoño (1978), de Ingmar Bergman, su último trabajo en el cine y no tuvo tiempo de recoger el Emmy por su interpretación de la Primera Ministra israelí Golda Meir en el filme televisivo A Woman Called Golda (1982).

Murió en Londres el año 1982, en la noche de su sesenta y siete aniversario, después de una pequeña fiesta de cumpleaños ofrecida por unos pocos amigos. Fue, sin ninguna duda, la cara más dulce, bella y encantadora que el dorado Hollywood de los cuarenta tuvo el honor de glorificar.


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Jean Harlow

Jean Harlow (Kansas City, 1911 - Hollywood, 1937), se fugó del domicilio familiar a los 16 años de edad con un empresario y se estableció en Los Ángeles, donde encontró trabajo como extra de cine. Aparecía en largometrajes y, de manera destacada, en cortos cómicos. Entonces ya había adoptado el nombre artístico de Jean Harlow. En 1929 se divorció. Howard Hughes, que estaba convirtiendo Los ángeles del infierno (1930) al nuevo formato sonoro, la contrató como protagonista.

Sus primeros pasos con otros estudios no fueron brillantes. Era blanco de la prensa y sus actuaciones eran tildadas de mediocres, pero el público empezó a responder a su vulgar encanto. La gran oportunidad de su carrera le llegó en 1932, al firmar un contrato con la MGM. Ahora tenía un estudio detrás, interesado en promocionarla y convertirla en estrella. En pocos meses, el ostentoso símbolo erótico se transformó en una actriz sutil, y no tardó en convertirse en una superestrella.


Por contra, la vida privada de la sex-symbol era desdichada. Harlow enfermó durante el rodaje de Saratoga, en 1937, y murió de un edema cerebral a los 26 años de edad. Otras películas suyas fueron El enemigo público (1931), Tierra de pasión (1932), Cena a las ocho (1934), Flor de arrabal (1936) y Jugando a la misma carta (1937).


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Lana Turner

Lana Turner (Julia Jean Frances Mildred Turner; Wallace, 1920 - Century City, 1995) fue descubierta por uno de los habituales cazadores de caras nuevas que las productoras de Hollywood tenían por todo el país. En su caso fue la Metro Goldwyn Mayer la que se fijó en ella y la introdujo en el cine con un papel de segunda fila en una película dirigida por Mervin Le Roy, titulada They Wont´s Forge (1937).

A comienzos de los años cuarenta participa en la adaptación que Victor Fleming hace del clásico de Stevenson, El extraño caso del doctor Jekyll (1941), en la que compartió títulos con Spencer Tracy y una joven Ingrid Bergman. En un principio las dos actrices iban a intercambiar sus papeles, pero Fleming decidió que Turner interpretase a la “chica buena”, pues entendía que de ese modo la cinta ganaba en ambigüedad.


Posteriormente interpreta dos películas que la van a convertir en una actriz de gran éxito y popularidad: El cartero siempre llama dos veces (1946), de Tay Garnett, y Los tres mosqueteros, junto con Gene Kelly (1949), dirigida por George Sidney, otra adaptación cinematográfica de la famosa novela de aventuras de Alejandro Dumas.

A partir de este momento Lana Turner se convierte en una actriz de considerable fama, y sus interpretaciones alcanzan un lugar en la historia por su calidad y estructura cinematográfica. En este sentido se debe citar forzosamente Cautivos del mal (1952), de Vincente Minnelli, una visión del mundo del cine en Estados Unidos que, en realidad, es un profundo estudio psicológico de comportamientos humanos.

Entre finales de los cincuenta y principios de los sesenta, Lana Turner rueda tres melodramas que la encasillan en un cierto tipo de producciones apropiadas para un físico que iba madurando. Se trata de Vidas borrascosas (1957), de Mark Robson, film sustentado en un famoso best-seller norteamericano, del que luego se rodarían más versiones, Imitación a la vida (1959), dirigida por Douglas Sirk, con John Gavin como principal actor masculino4, y Retrato en negro (1960), de Michael Gordon.

Durante los años sesenta su actividad continuará, pero la importancia de sus filmes irá decreciendo; son años en los que procura hacer comedias sobre todo, tal vez en un intento de cambiar su imagen y hacer olvidar los sucesos negativos. En los años setenta se produce su declive, y cierra su actividad el filme Witche´s Brew (1980), de Richard Shorr, pobre y falso final a su carrera.

Lana Turner nunca fue considerada una gran actriz; no tuvo ningún premio de importancia por su trabajo, pero en algunas ocasiones demostró que tenía más cualidades de las que los historiadores le han reconocido. Determinados directores -Vincente Minnelli o Douglas Sirk- supieron extraer de ella interpretaciones que demostraban que había más calidad de la que solía mostrar habitualmente. Sin embargo, el mayor recuerdo ha quedado en la memoria por una belleza muy adecuada al gusto de la clase media de Estados Unidos de los años cuarenta y cincuenta. Su forma de peinarse y de vestir fue asumida por toda una generación de mujeres.


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Natalie Wood

Natalie Wood (Natasha Gurdin; San Francisco, 1938 - isla de Santa Catalina, 1981) apareció por primera vez en el cine en Happy land (1943), de Irving Pichel, rodada en la localidad californiana de Santa Rosa donde residía con su familia. Tres años más tarde, su director la eligió para un pequeño papel junto a Orson Welles y Claudette Colbert en Mañana es vivir (1946).

El gran éxito de la película De ilusión también se vive (1947), de George Saetón, la convirtió en estrella infantil. En este clásico navideño, Natalie dio vida a la escéptica Susan Walker, amiga del hombre que afirma ser Santa Claus, interpretado por Edmund Gwenn. Al contrario que la mayoría de los actores y actrices infantiles, continuó trabajando durante toda su adolescencia y su transición a papeles más maduros no le resultó traumática.

Rebelde sin causa (1955), de Nicholas Ray, le proporcionó su primera nominación al Oscar como mejor actriz de reparto y uno de los grandes papeles de su carrera, la adolescente Judy, novia del joven rebelde interpretado por James Dean.

Poco tiempo después intervino en Centauros del desierto (1957), de John Ford. En esta obra maestra del cine del Oeste, Wood interpretó a la muchacha raptada por los indios, objeto de una enloquecida búsqueda por parte de su tío, John Wayne, en una de sus mejores interpretaciones.

Consolidada en Hollywood como una de las mejores actrices de principios de los años sesenta, apareció en un buen número de películas, entre las que destacaron el melodrama Los jóvenes caníbales (1960), de Michael Anderson, que protagonizó junto a su marido, Robert Wagner, y Esplendor en la hierba (1961), de Elia Kazan, un clásico del cine romántico en el que formó pareja con el debutante Warren Beatty, con la que consigue su segunda nominación al Oscar.


West Side Story (1961), de Robert Wise, uno de los más grandes clásicos del cine musical basado en la obra de Leonard Bernstein, marcó otro hito en su trayectoria gracias a su interpretación de María y, en 1963 recibió su tercera nominación al Oscar por su trabajo en Amores con un extraño, de Robert Mulligan.

Después de rodar Propiedad condenada (1966), sólo apareció de forma esporádica en pequeños papeles y en televisión, medio en el que destacaron sus apariciones en la adaptación de La gata sobre el tejado de cinc que protagonizó junto a Wagner y Laurence Olivier.

En 1981 regresó a las pantallas con Proyecto Brainstorm , un ambicioso thriller de ciencia-ficción dirigido por Douglas Trumbull. Falleció en circunstancias aún no aclaradas por completo a consecuencia de un accidente de navegación en el yate de Robert Wagner cerca de la isla de Santa Catalina en California. Proyecto Brainstorm, su última película, fue estrenada dos años más tarde y se convirtió en un insuficiente homenaje a una de las mejores actrices de la década de los sesenta.

Fuente y agradecimientos: Biografías y Vidas

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