Las personas con alguna enfermedad crónica delicada deben tener cuidado con las regaderas, pues éstas pueden albergar bacterias microscópicas que caen en el rostro cuando la gente se baña
Las personas sanas, con sistemas inmunológicos normales, tienen poco que temer, pero estos gérmenes pueden ser peligrosos para personas con sida, fibrosis cística, en tratamiento contra el cáncer o aquellas a las que les acaban de transplantar un órgano.
Investigadores de la Universidad de Colorado examinaron 45 duchas en cinco estados como parte de un estudio más amplio de las bacterias en el aire y el agua de viviendas, escuelas y edificios públicos. Reportaron los resultados relativos a las duchas en la revista Proceedings, de la Academia Nacional de Ciencias.
¿Es peligroso ducharse? "Probablemente no, si tu sistema inmunológico no está afectado de alguna manera", dijo el autor principal del artículo, Norman R. Pace. "Pero es como cualquier otra cosa: conlleva un riesgo".
Los científicos ofrecen algunas sugerencias, como comprar regaderas hechas totalmente a base de metal, porque a los microorganismos les cuesta más trabajo aferrarse a ellas.
Aún así, las duchas tienen muchas ranuras, por lo que es difícil limpiarlas y los microorganismos regresan incluso después de desinfectarlas con cloro.
Las bacterias en la regadera
Laura K. Baumgartner, coautora del estudio, agregó que las bañeras no propagan tantos microbios por el aire como las regaderas, las cuales facilitan la inhalación de los microorganismos al distribuirlos como un aerosol.
Las bacterias detectadas se llaman Mycobacterium avium, y han sido ligadas a enfermedades de los pulmones en algunos casos.
De hecho, estudios realizados por el Hospital Nacional Judío en Denver sugieren que el aumento en infecciones de los pulmones en las últimas décadas en Estados Unidos, a causa de especies como la M. avium, podría deberse a que la gente está usando más la ducha que la bañera, según Pace.
Los síntomas de la infección pulmonar incluyen cansancio, una tos seca y persistente, falta de aliento, debilidad y malestar general, dijo.
Se examinaron regaderas de casas, apartamentos y sitios públicos de Nueva York, Illinois, Colorado, Tennessee y Dakota del Norte.
Los investigadores evaluaron el agua que fluía de las duchas, luego las retiraron y tomaron muestras de las cabezas, y también analizaron el agua que salía de la tubería una vez removidas.
Mediante un estudio de ADN pudieron determinar cuáles bacterias estaban presentes.
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