Intimidades históricas

Image Hosted by ImageShack.us

Bonaparte combatía y Josefina se divertía, ya le había escrito una carta recriminándoselo unos días antes pero de nuevo volvió a la carga con sus lamentos y su desconsuelo:




Verona, 13 de noviembre de 1796

No te quiero en absoluto; al contrario, te detesto. Eres una Cenicienta malcriada, torpe, tonta. Nunca me escribes; no amas a tu marido; sabes el placer que le dan tus cartas, pero sólo le has escrito seis renglones casi por casualidad. ¿Qué haces todo el día, señora? ¿Cuáles son esos asuntos tan importantes que no te dejan tiempo de escribir a tu devoto amante? [...] Te lo advierto, Josefina: una noche de éstas se derrumbarán las puertas y allí estaré yo.

Bonaparte

Milán, 17 de noviembre de 1796
Llego a Milán, corro a tu apartamento, dejo todo para verte, para tenerte entre mis brazos… y no estás allí. Vas de pueblo en pueblo, de fiesta en fiesta; te vas cuando voy a llegar; no te interesas más por tu querido Napoleón. Fue un capricho que te enamoraras de él, y la inconstancia te ha hecho indiferente. [...] Estaré aquí hasta la víspera del 9. No corras; sigue degustando los placeres; la felicidad se hizo para ti. El mundo se pone dichoso si logra agradarte, y tu esposo, solitario, es muy, muy infeliz.

Bonaparte

El matrimonio de Virginia Woolf con Leonard Woolf nunca se consumó y fue siempre motivo de perturbación para ambos. Así lo demuestra esta carta escrita al poco tiempo de casarse:




Verano de 1912


Queridísimo Leonardo:
Parece que te estoy dando mucho dolor, a menudo sin saberlo [...] A veces pensé que casándome contigo lo tendría todo -luego- ¿es el aspecto sexual lo que interfiere entre nosotros? Como te dije brutalmente el otro día, no siento ninguna atracción física por ti. Pero me has hecho feliz a pesar de ello.

Tuya.


Mozart tenía 25 años y a su padre le estaban llegando noticias sobre interminables juergas con mujeres, incluso la posibilidad de que ya estuviera comprometido. Wolfgang le escribe una carta para tranquilizarlo.



Queridísimo padre:
¡Casarme! ¿Te alarma la idea? Déjame decirte mis razones, que son poderosas [...] Yo no puedo llevar la misma vida que muchos jóvenes llevan hoy. Primero, tengo demasiados principios religiosos; segundo, demasiado respeto por el prójimo y sentido del honor como para seducir a una inocente muchacha; y tercero, mucho horror y desagrado, miedo y temor al contagio de enfermedades, y mucho aprecio por mi edad como para ir persiguiendo prostitutas. Por eso puedo jurarte que hasta el momento no tengo tratos de esta indole con ninguna mujer. Si hubiera ocurrido no te lo habría ocultado, pues es natural que el hombre yerre [...]

En esas fechas Mozart ya estaba comprometido con Constanza Weber.


Wolfgang Amadeus Mozart (1756-1791) a su mujer Constanza:



19 de mayo de 1789

¡Oh, qué contento estoy de volver otra vez contigo, amor mio! Lo primero que haré es tirarte de los rizos del pelo, pues cómo se te puede ocurrir que yo iba a olvidarte! Incluso imaginando que eso ocurriese, en tu primera noche vas a recibir unas buenas palmadas en tu pequeño, adorable y besable trasero: puedes estar segura de ello.


Carlos V
ofrece en una carta de 1543, las siguientes advertencias sobre el sexo a su hijo, el futuro Felipe II.



Querido hijo:

Os ruego y encargo mucho que, luego que habráis consumado el matrimonio, con cualquier achaque os apartéis, y que no tornéis tan presto, ni tan a menudo a verla, y cuando tornáderes, sea por poco tiempo [...] Yo os ruego, hijo, que se os acuerde de que, pues no lo habréis, como estoy cierto que será, tocado a otra mujer que la vuestra, que no os metáis en otras bellaquerías después de casado, porque sería el mal y pecado muy mayor para con Dios y con el mundo [...]


Durante muchos anos George Bernard Shaw estuvo enamorado de la actriz Stella Campbell. La siguiente carta fue enviada por Shaw cuando falleció en un accidente un hijo de la artista:




7 de enero de 1918


Tu capellán te dice cositas bonitas [sobre la tragedia]. Que se vaya al diablo con su trágica amabilidad. [...] Que le mande esas cartitas simpáticas a su madre.
¡Oh, maldita sea, maldita sea, maldita sea, maldita sea, maldita sea, maldita sea, maldita sea, MALDITA SEA, MALDITA SEA!
¡Y oh, querida, querida, querida, querida, querida, querida, queridísima!

G. B. S.


Cuando ya era una estrella del rock, Elvis Presley (1935-1977) quiso ser agente del FBI.



Washington, diciembre de 1970
Señor Presidente Richard Nixon Estimado señor Presidente:

Me presento. Mi nombre es Elvis Presley y lo admiro a usted y respeto su oficio [...] Estoy alojado en el Hotel Washington, habitaciones 505-506-507. Dos hombres trabajan para mi bajo los nombres de Jerry Schilling y Sonny West. Yo aparezco registrado como Jon Burrows. Estaré aquí tanto tiempo como sea necesario para conseguir credenciales como agente federal. He realizado investigaciones a fondo sobre el abuso de las drogas y lavado del cerebro por parte del comunismo y estoy justo en medio del asunto, de modo que puedo trabajar muy positivamente.
Me encantaría visitarle y saludarle si no está muy ocupado.
Con todo respeto,

Elvis Presley

Nixon
recibió a Elvis en la Casa Blanca y le dijo que le parecía muy raro su atuendo. Elvis replicó: “Usted dirige su show y yo tengo que dirigir el mio”. Nixón aceptó que ayudara a combatir la droga, pero nunca se concretó. El artista murió siete años después por su adicción a los fármacos.

Fuente y agradecimientos:  http://exapamicron.wordpress.com/2006/12/04/intimidades-epistolares/

0 comentarios:

Publicar un comentario

Vamos comenta, deja tu impresión, para nosotros es importante conocer lo que opinas del post que acabas de leer, si tienes alguna sugerencia o petición con gusto la tomaremos en cuenta.

 
La Movida © 2011 | Plantilla Dark Edition modificada por Francisco Tama