Mensajes de texto, peligrosos

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Una menor de 16 años fue violada y luego secuestrada por un sujeto con quien hizo amistad mediante chateo por celular, a un número que apareció en el programa ‘Hot music’ del canal 36. La joven, quien estuvo tres meses con el extraño, volvió a su casa el 3 de mayo pasado.

Enrique Jácome, jefe de la Dirección Nacional de Policía Especializada para Niños, Niñas y Adolescentes (Dinapen), se comprometió a retomar el caso, cuya investigación fue paralizada por el cambio de un agente.

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Una amistad que hizo mediante chateo por celular, a un número que apareció en el programa ‘Hot music’ del canal 36, se convirtió en la experiencia más amarga de la vida de K.P.S.C., una chica de 16 años que tras meses de horror junto con un extraño que la engañó, pudo volver a su casa con sus padres el 3 de mayo pasado.

“Mi pesadilla se inició el 2 de enero de este año cuando en ese canal observé que en la parte inferior salían anuncios de chicos y chicas que querían hacer amistad.

“Eso me llamó la atención, anoté uno de los números que salieron y escribí diciendo que quería tener amigos. Era un hombre, me contestó enseguida y me dijo que le caía como del cielo porque se sentía solo.

“A mí me agradaron sus palabras porque no tenía más amigos que los del colegio, así que seguimos chateando todas las tardes y cada vez me parecía más interesante la conversación. Me dijo que se llamaba Alejandro Pincay, que tenía 20 años, era alto, blanco y flaco.

“Pasaron los días y tuve curiosidad por conocerlo. Nos citamos en Nueve de Octubre y Chimborazo, cerca de mi colegio. Conversamos unos 20 o 30 minutos, él me dijo que era bonita. A mí me cayó bien.

“Seguimos chateando. Yo quería verlo nuevamente porque me decía cosas tan lindas. Nos vimos unas tres veces más en el mismo lugar. Nunca me invitó a comer nada, solo conversábamos. Se ganó mi confianza por su manera de ser.

“Un día chateamos tanto que me dolía el dedo pulgar. Fue cuando acordamos que el 16 de enero íbamos a vernos un momento antes de entrar al colegio, a las 07:00.

“Ese día mi papi me fue a dejar al colegio y yo hice como que subí, pero me regresé para encontrarme con Alejandro. Fue cuando él me pidió la prueba de amor. No recuerdo exactamente cómo hizo, pero me convenció de que lo acompañara a una casa en un barrio que se llama San Eduardo.

“Allí me invitó una cola con un dulce y nos besamos. Pero después Alejandro me tocaba el cuerpo y yo le quitaba la mano, hasta que se puso bravo y me reclamó... Me dijo que por qué no quería ser su mujer. Yo le contesté que aún no estaba en una edad para pensar en eso y que no quería defraudar a mis padres.

“Tenía miedo y le pedí que me acompañara a tomar un taxi para ir a mi casa.
Entonces él se enfureció, me rompió el uniforme y me violó.

“Aquella noche no pude dormir, me hizo lo mismo toda la noche, cuando amaneció se fue dejándome encerrada con candado por fuera en esa casa de caña que era pequeña y sucia. Yo no sabía qué hacer ni a quién pedir auxilio.

“No comí en tres días, cuando una vecina se dio cuenta de que estaba encerrada empezó a pasarme comida por un espacio que quedaba en la puerta.

“Me propuse fugarme y lo conseguí el 8 de febrero. Ese día logré romper el candado y salí corriendo, bajando una loma hasta que encontré la carretera y tomé un taxi. Llegué a mi casa, donde mis padres me abrazaron y lloraron conmigo.

“Ese día mi mamá no me hizo preguntas. Lo único que le dije, mintiendo, fue que me secuestraron y drogaron hasta que logré escapar, pero que no me hiciera más preguntas.

“Todo parecía volver a la normalidad hasta que Alejandro, luego de cuatro días, volvió a escribir diciéndome que si no regresaba con él, mis padres iban a morir.

“El 17 de febrero me envió un mensaje, donde decía que estaba en la esquina esperándome en un taxi. Con mucha pena salí de mi casa, con el pretexto de ir a comprar pan, y me fui con él. Me llevó al mismo lugar. Allí me volvió a violar.

“Todo era algo tan feo para mí que me daba lo mismo vivir o morir.
Extrañaba mi casa. Todos los días soñaba con volver.

“La señora que antes me dio de comer se me acercó y me dijo: ¿Mi niña, otra vez con ese hombre? Yo no le respondí nada, pero ella me trajo comida.

“Alejandro nunca me pegó, pero a veces cuando llegaba borracho me insultaba.

“Un día le dije que me dejara ir porque allí sufría mucho, pero me contestó que no, que yo le pertenecía a él.

“El Día de las Madres lo convencí de que me dejara hablar con mi mamá y me llevó a una cabina de teléfonos por allí cerca, pero solo me dejó decir ‘feliz día, mami’ y cerró la llamada.

“En esos días me empecé a sentir mal, al ir al baño boté un bulto y me desangré. Alejandro se asustó y me dejó botada.

“La señora me llevó a un hospital, en donde estuve tres días internada, hasta el 3 de mayo. Allí me dijeron que había abortado un niño de tres meses. Lloré mucho.

“Cuando me dieron el alta la señora me llevó a esa casa de caña nuevamente. Poco antes de llegar sentí los brazos de mi mamá abrazándome y rescatándome de ese infierno.

“Me daba vergüenza porque estaba con una ropa rota, pero a la vez alegre de volver a ver a mi familia. Regresamos a la casa y les conté lo sucedido y creo que me entendieron.

Mientras la menor relataba la historia, su madre la escuchaba con dolor y agachaba la cabeza. Luego recordó que cuando su pequeña desapareció no perdió la fe y se aferró día y noche a la imagen del Divino Niño que tiene sobre una mesa en la sala de su casa, a él le pidió que la ayudara a encontrarla.

La Dinapen (Dirección Nacional de Policía Especializada para Niños Niñas y Adolescentes) al principio ayudó, pero después ya no, según la madre de la víctima.

“Fueron tres meses de no dormir bien y gracias a una señora que me llamó a decirme dónde tenían a mi hija, la pude recuperar. Ahora solo queremos dar la vuelta a la página en esta mala experiencia”, finalizó.

Dinapen no ha investigado

Según Enrique Jácome, jefe de la Dinapen del Guayas, pese a estar identificado el supuesto agresor de la menor, el agente Edwin Portilla, que fue trasladado a Quito, tenía paralizada la investigación.

El jueves pasado aseguró que retomarían el caso que, según dijo, es el primero que se detecta de este tipo.

Además hizo hincapié en que los padres “estén informados de lo que hacen sus hijos y de lo que ven por televisión”, para que no ocurran situaciones como la de K.P.S.C.

Según estadísticas proporcionaddas por la Dinapen, entre enero y mayo de este año se registraron 114 denuncias por desaparición de menores mujeres, 88 casos han sido resueltos por las autoridades.

Denuncia

En caso de secuestro de un menor debe acudir al procurador de niños y a un Juzgado de la Niñez (Pichincha y Malecón), quienes a su vez informan a la Dinapen (Gómez Rendón y Babahoyo) para que investiguen y procedan a la recuperación de la víctima.

Información

Facilite toda la información que tenga a los agentes de la Dinapen. Es importante saber quiénes son las personas más allegadas que frecuentan a sus hijos.

No se arriesgue

No trate de investigar por su cuenta o hacer contacto por sí solo con los agresores.

Se van con enamorados

Enrique Jácome, jefe de la Dinapen del Guayas, dijo que más del 90% de las adolescentes desaparecidas abandonan su hogar por voluntad propia y con algún conocido del que se sienten enamoradas, sin embargo, no por ello deja de ser un delito.

Fuente: http://www.eluniverso.com/2009/06/29/1/1422/10A9FBBF5F8440868D3EEB5F2D3DC4D8.html

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