Hasta aquí llegué yo...

Joaquin Sabina - Tan joven y tan viejo

Cuanto me hubiese gustado no haber perdido nunca la inocencia, quisiera volver a ser aquel niño de mirada clara y tranquila, el niño que todo lo desconocía y sin embargo era inmensamente feliz, el ignorar la dureza de la vida y la sinrazón del amor, hizo de mi sonrisa un claro manantial de agua cristalina, ahora soy un hombre ya entrado en edad, hago gala de una madurez que no me ha servido para nada... soy un hombre sombrío que sabe muchas cosas y sin embargo cada una de ellas me ha arrebatado la felicidad... cada día me aterra mas la vida, cada día que pasa la nausea se apodera de mis vísceras... cada día que pasa los sueños locos... los sueños locos... me hielan la sangre. Han llenado de fango mi pluma, sí!!! Aquella con la cual escribía tiernos poemas de amor cantándole a la vida, ahora por sangre llevo un grueso polvo y mi pluma lleva por tinta un lodo espeso y estoy comenzado a esparcir suciedad por todos lados con mis palabras que profanan las miradas de quienes se atreven a leerlas... Me siento inconforme, agraviado y perjudicado, soy aquel hombre que exige de regreso su inocencia y con ella su felicidad... porque he llegado al punto donde no deseo ver más de lo que viene... siento la necesidad de gritar... Detengan el tren porque aquí me bajo yo!!! Les dejo mis pertenencias que son pocas, con el corazón roto dejo a mi perro que lo adoro, cuanto extrañare aquellos ojos que albergaban tanta sabiduría, porque quien ama sin exigir nada a cambio es un sabio así sea un pobre animal, dejo mis ropas que son decentes y tranquilamente pueden servir para ataviar a cualquier pordiosero y de seguro el se sentirá una persona pudorosa, les dejo mis creencias, allá a donde voy no las voy a necesitar… les dejo mis recuerdos a todas aquellas mujeres que viven en ellos y espero que sufran, tanto como sufrí yo. Quiero correr desnudo... libre... y tal vez así... llegue a ser feliz otra vez.

Francisco Tama G.