Un breve recuento de nuestra historia dentro de la Facultad

La semana pasada iniciamos un ciclo más dentro de nuestra carrera, un año ya ha pasado desde que tímidamente comenzamos a dar nuestros primeros pasos en la facultad algunos con profundos temores e irresistible vergüenza, profesores como Héctor Chiriboga con sus inesperadas rabietas o Virgilio con sus ejercicios de yoga contribuyeron a que nos sintamos inseguros y desubicados, pero logramos superar todo eso y descubrimos en el primer caso que el león no es tan fiero como lo pintan y que los ejercicios de yoga ayudaron para que podamos desenvolvernos con naturalidad mientras actuábamos, dentro del proceso de adaptación, conocimos personas maravillosas (nuestros compañeros) que nos alentaron con sus ocurrencias y sus mas diversas anécdotas, emprendimos un sueño juntos, con el tiempo nos contagiamos de las alegrías y tristezas del otro e inevitablemente las adoptamos como nuestras, así avanzamos al confuso y despiadado segundo ciclo en el cual el “Cloroformo” estuvo concentrado hasta tal punto de crear problemas existenciales en algunos de nuestros compañeros de clase… “La Rosa no existe.” Imagínense el golpe emocional que sufrieron algunos al recibir clases con la temible “Nolly” a pesar de que yo no recibí clases con ella me llegue a sentir agobiado y temeroso al igual que mis compañeros cuando me contaban sus mas tenebrosas experiencias cuando la mencionada maestra los enfrentaba a ellos contra una vacía hoja de papel y una pluma, suficientes elementos para trastornar a cualquiera. Como no recordar con gratitud y agrado al nuestro maestro de fotografía Jorge Massucco, a pesar de que casi siempre la mayoría no le prestaba atención, el jamás perdió el empeño en ilustrarnos y enseñarnos el maravilloso arte de plasmar en una foto el mundo que nos rodea, lo extrañamos y esperamos verlo pronto. Recuerdo gratamente al Padre Gallardo nuestro maestro de Teología cuantas veces fue agobiado con preguntas nacidas de las cabezas inquietas que querían averiguar hasta que punto se podía pecar sin correr el riesgo de ganarse un puesto en el infierno (risas), cabe acotar que el siempre salio bien librado de todas ellas incluso de las mas comprometedoras. Dentro del recuento de nuestras experiencias no deseaba hablar de cosas malas ni de situaciones que afectaron profundamente mi destino, pero creo que estaría omitiendo lo más importante de mi vida, el afecto, las muestras de cariño, las palabras de aliento que recibí cuando estuve postrado en una cama de hospital, no es necesario comentar lo que ya ocurrió solo deben usar la imaginación para comprender que el infierno no es como los artistas medievales lo pintaron, esas imágenes dantescas de horror también se las pueden vivir en carne propia cuando pierdes el control de tu vida, un futuro incierto estaba en mi horizonte, pero las palabras que a diario recibía de mis amigos (USTEDES) me rescataron de aquel infierno, no puedo dejar de agradecerles lo mucho que me cuidaron cuando regresé a clases, ese tipo de atención solo se recibe de personas que te quieren y estiman, siempre tendré a flor de labios un “Gracias” que me parece poco, para poder expresar el agradecimiento que siento hacia mis compañeros, las palabras pierden su poder comunicativo y eso es algo que me agobia diariamente.

Tenemos mucho que contar, historias por escribir, proyectos que realizar, amores que conquistar y lamentablemente momentos de tristeza, pero siempre estará el consuelo de que estaremos ahí para ayudarnos a levantar una y otra vez.