Sé donde estás

Alejandro Sanz - Nuestro amor será leyenda

Crónica-Relato

“La fe es la certeza de lo que se espera y la convicción de lo que no se ve”

Hebreos 11:1

Sé donde estas

“Me molesta que me agreguen personas que no conozco”, lo repetía una y otra vez. Nunca creí que el internet llegaría a ser una necesidad en mi vida, que la red social más popular: el facebook, le daría un giro a mis emociones, un giro que dominaría mis cinco sentidos, pensándolo bien mis seis sentidos: la intuición que nos atribuimos las mujeres como uno más. Veía el partido final de la Premier League en mi televisor que, de vez en cuando, recibe unos gentiles golpes de mi mano cuando se pone necio. Mientras estaba acostada en mi cómodo sofá-cama con la alegría de que mi equipo inglés: el Chelsea, estaba aplastando a su rival, el balón llegó a Didier Drogba y ¡“gooooooooool”! Lo grité eufóricamente, de inmediato tomé mi celular y escribí en la página de facebook del equipo para compartir la emoción con las miles de personas que de seguro también lo habían hecho. Y así lo hice varias veces pues ese día el Chelsea me dio alegrías a cada instante, sin pensar que la mayor de todas llegaría desde lejos. “A Gabriel Ramírez le gusta tu publicación” leí en las notificaciones de mi celular, para ser sincera hice “clic” sobre el nombre de esta persona, y de inmediato vi una foto que hasta hoy no se va de mi mente; un hombre con una amplia sonrisa y unos ojitos que no miraban a la cámara sino en otra dirección. Seguí en lo mío, bueno en el fútbol, vuelvo a revisar mi blackberry y me doy cuenta que tengo una invitación para ser “amigos” de Gabriel. “Qué curioso” pensé en voz alta pero lo acepté, sin saber que con eso estaba aceptando no solo a un nuevo amigo sino también una nueva inspiración en mi vida. Me envió al mail tal como le pedí unas fotos del equipo al que apoyábamos porque para dicha nuestra quedó campeón, y formamos una amistad virtual, no sé por qué razón pero cada vez que escribía algo en mi muro y al él le gustaba me daban unas cosquillita en el estómago, ¡NO! aún no esas que te dan cuando estás enamorada, eran unas cosquillitas leves, algo así como de curiosidad y es que esta persona me resultaba interesante, aún no entendía por qué había aceptado su solicitud de amistad porque para ser sincera no suelo hacer relaciones con personas que no conozco. La semana siguiente se tornó difícil, yo estaba pasando por una situación sentimental un poco rara, Gabriel me agregó al Messenger y empezamos nuestras primeras conversaciones un poco más “de cerca”, él me contó varias cosas, entre esas la existencia de “alguien” en quien estaba interesado lo cual nos hizo tener algo en común, intercambiábamos consejos y al siguiente día nos escribíamos para ver cómo nos había ido, las cosas no marchaban bien para ninguno de los dos, pero fui la primera en darse cuenta o al menos la primera que recibió la desilusión, se lo conté y el supo las palabras precisas para hacerme sentir bien. Una semana después él me contó sobre su desilusión, no sé si fui un poco egoísta al pensar que era lo mejor, pero es que en lo poco que ya lo había conocido no lo veía en un futuro con esa chica, no a él. Y así mismo, creo que él no me visualizaba con éste chico luego de todo lo que le había contado. Los dos protagonistas de nuestras falsas historias de amor dejaron a los pocos días de ocupar el papel principal, y abandonaron además la novela. Poco a poco fui conociendo a Gabriel, y creo que el a mí. Sus palabras, sus oraciones se tornaban un poco más cariñosas con muchos adjetivos hacia su “princesa azul” como me nombró, tenía una leve sospecha de que estábamos empezando a coquetear, él conmigo y yo con él. Notamos que teníamos varias cosas en común lo cual nos fue acercando y creando más temas de conversación, tanto así que las horas se pasaban nos amanecíamos conversando. La distancia de Ecuador a Costa Rica quedaba en segundo plano para nosotros porque lo que sentíamos cada uno crecía incluso se hacía más grande que esos kilómetros. Mientras manejaba camino a la universidad no hacía otra cosa que pensar en este chico que se había adueñado de mis horas frente a la computadora, viajaba escuchando las canciones que “nos hacíamos escuchar” con la intención muy escondida que en realidad sentíamos que nos las queríamos dedicar. Una noche mientras chateábamos me contó que estaba haciendo un proyecto, yo sabía que era algo para mí, pero no tenía idea de que se trataba y como mi corazón había sido abofeteado en el pasado también con él se había lastimado mi parte detallista y con ella las fechas importantes entre parejas que dejaron de tener importancia para mí. A las 12 de la noche recibo el tan “secreto” y esperado proyecto… Un video que incluía varias de las cosas que nos habían hecho conocernos, no había duda, él estaba sintiendo lo mismo que yo sentía, la amistad crecía y tomaba un significado, nos encontrábamos celebrando el primer mes de el uno aparecer en la vida del otro. A la mañana siguiente dormía plácidamente y me levanta Luisa, mi empleada.

- “Niña, tiene que firmar esto porque trajeron unas rosas”.
- “Pero qué raro, si yo no estoy saliendo con nadie” respondí.

De inmediato firmé el papel y me levanté de un salto esperando que las flores entren a mi hogar. Luisa entró con ellas en los brazos y las pasó a los míos, entonces vi una tarjeta, ¡sí, cómo se lo imaginan! Las flores me las había enviado Gabriel, no sé cuál fue el trámite que hizo (luego mi hermana me contó su complicidad en el plan) pero lo que si sé es que en ese momento se apoderó de mi corazón un ser enviado por Dios, un verdadero príncipe de él, la tarjeta decía:

- “Mi princesitica, hoy para mí es un día muy especial ya que hace exactamente un mes el Chelsea me dio una alegría enorme con un campeonato y con una alma gemela. Entre tantas cosas que pudiera pedir, sólo quisiera un deseo: tenerte a mi lado” Firma Gabriel.

Mi piel se erizó, no podía creerlo, llame a Luisiana, mi mejor amiga, las dos no podíamos con la emoción, ella me aseguraba una y otra vez que era él mi gran amor, esa persona que Dios me había puesto en el camino para quedarse. Y sí, Dios, porque desde que llegó Gabriel a mi vida, la relación con el Señor se convirtió en una necesidad, el amor que me mostraba Gabo no solo era amor de enamorados sino ese amor que tiene Dios por nosotros, en cada conversación nuestro Padre celestial siempre estuvo presente y a raíz de la perfección de las cosas que se dieron en mi vida me acerqué increíblemente a una vida de paz y amor por Dios. Me enseñó a orar y lo hacía conmigo, oraba por mí y yo por él, no podía pedir más, había encontrado a la persona que buscaba, sí, lo sé, está lejos, pero ¿quién dijo que las cosas son fáciles?, las mejores maravillas del mundo cuestan y es ahí donde se ve la fe y la paciencia por ese amor que tanto deseas, hay que lucharlo. No dudé más y también le conté mis sentimientos hacia él, es que era inevitable enamorarse de este hombre, no me importaban los kilómetros que nos separaban, solo sabía que lo quería, que lo quería en mi vida porque nada más que él me hacía feliz, todo en mí se había pintado de colores vivos y es porque no solo él me había invadido de amor sino el más importante de todos: Mi gran amor DIOS.

Ahora solo espero un mes y un poco más para sellar el amor que siento, falta poco para tomar su mano y verlo a los ojos, cada noche soy feliz porque se acaba el día y así llega más rápido el momento para verlo, es increíble las cosas que hago hoy en día, cosas que antes ni se me pasaban por la mente; fotografías a cada instante para enviarle, reviso mi mail como una maniática para escribirle todo lo que me sucede y a la vez ver todo lo que tiene por contarme. Ya no me imagino sin hablar con él, es parte indispensable de mi vida, y tengo un camión repleto de paciencia y esperanza porque confío en este amor que no llegó de la nada sino que me lo envió Dios. Hoy es su cumpleaños y sé que estará deseando celebrar conmigo como yo lo deseo, pero nos tenemos en los pensamientos y con eso ya nos sentimos cerca, Feliz cumpleaños mi vida, no digo donde quiera que estés porque sé dónde estás.